La preposició castellana antiga cabe expressa proximitat: ‘al costat de’. Em sembla recordar que s’utilitzava en alguna oració catòlica que vaig aprendre quan era menut (1975) al col·legi d’orfes de Sant Vicent Ferrer (a Sant Antoni de Benaixeve); en trobe un ús en boix, vol. i, pàg. 126, Boneters, cita de Beuter: «sesenta casas en una isla, cabe la iglesia».
Segons el drae (consulta: 21.03.2019):
1. prep. desus. Cerca de, junto a. U. en leng. poét.
En documente (2006; 06.07.2023) alguns usos actuals més (tot i que potser deutors de traduccions no tan actuals), sempre en documents d’internet relacionats amb la religió:
El prólogo al Evangelio de San Juan es inequívoco: «En el principio existía el Verbo y el Verbo estaba cabe Dios y el Verbo era Dios». (Teoría del arte y belleza en Platón y Aristóteles de Víctor Manuel Tirado San Juan, 2013)
En el principio existía el Logos, y el Logos estaba cabe Dios, y el Logos era Dios. (Los gnósticos, diversos autors, 1983 )
Asimismo en Gal 4,4 san Pablo afirma: «Cuando vino la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer», frase en la que el original griego del verbo “enviar” presupone la preexistencia cabe Dios del “enviado”, con lo cual el Hijo eterno del Padre resulta ser el sujeto de la acción generativa de una mujer, María: consiguientemente, Dios nace de María y ésta puede y debe llamarse Madre de Dios.» (La Era de María, de Ramón Olmos Miró, novembre 1999)
4. ¿Quién vive cabe Dios? En la antropología cuerpo-alma la respuesta es simple: inmediatamente después del fin de la vida de cada individuo su alma y, a partir del juicio final, el cuerpo resucitado junto con el alma restituido en la prístina unidad (= ser humano). («El debate teológico cuerpo-alma»)
«”[…] Sólo con Lutero comenzó en germen la libertad del espíritu… De esta forma, en lo más íntimo del hombre se ha hecho un sitio donde él está únicamente cabe sí y cabe Dios, y cabe Dios él está únicamente en cuanto es él mismo: en la conciencia debe encontrarse cabe sí como en su propia casa.” (Gesch. der Philosophie, C. L. Michelet, Berlín 1844, 227 ss., 230 ss.)» (Revista Arbil, 49, «Georg Friedrich Wilhelm Hegel», de Cornelio Fabro)
Xavier Gállego em comenta (17.03.2006) que recordava haver llegit una frase molt bonica en el Lazarillo, en un fragment que suposava que havia llegit quan anava a l’institut:
Usaba poner cabe sí un jarrillo de vino, cuando comíamos, y yo muy de presto le asía y daba un par de besos callados, y tornábale a su lugar. Mas duróme poco, que en los tragos conocía la falta y, por reservar su vino a salvo, nunca después desamparaba el jarro, antes lo tenía por el asa asido. Mas no había piedra imán que así atrajese a sí como yo con una paja larga de centeno que para aquel menester tenía hecha, la cual, metiéndola en la boca del jarro, chupando el vino, lo dejaba a buenas noches. Mas, como fuese el traidor tan astuto, pienso que me sintió, y dende en adelante mudó propósito y asentaba su jarro entre las piernas y tapábale con la mano, y así bebía seguro.
És a dir —conclou Xavier—, que en algun moment en castellà degué ser usual, col·loquial.
Albert Rico Busquets (25.03.2006) comenta:
«A La Vanguardia usava molt aquesta preposició Álvaro Ruibal, que signava Ero. També l’usa (menys, però) en Lluís Permanyer. A part d’aquests dos periodistes, no l’he trobada mai (ni en La Vanguardia ni enlloc).»
Com a mostra, ens envia un article de Lluis Permanyer (11.03.2006): «Estudios y cuartel en la Rambla».